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Borges de Fervor de Buenos Aires: su visión porteña a través del uso de la palabra

The Borges from Fervor of Buenos Aires: his porteño vision across the use of the word

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Esther Casares Carmona

Universidad de Salamanca - España

Salamanca, España

u161924@usal.es

RESUMEN

El artículo versa sobre la obra Fervor de Buenos Aires y en la que visión porteña de Borges se contrapone al uso del lenguaje dando lugar al estilo acuñado como Borgiano. El artículo contrasta la diferencia entre la visión porteña de Borges y la lengua utilizada en Fervor de Buenos Aires, donde la lengua es analizada desde el punto de vista de la variedad sincrónica del español. Se llega a la conclusión que la lengua de Borges en Fervor, no es la lengua de un porteño. Aunque ello no significa que el uso del español estándar en Fervor debilite o mine de alguna forma la visión porteña, intimista y personal de Borges.

Palabras claves: Borges; Porteño; intimismo; lenguaje; luz; arrabal.

ABSTRACT

The article deals with the work Fervor de Buenos Aires and in which Borges’ porteño vision is contrasted with the use of language giving rise to the style coined as Borgiano. The article contrasts the difference between Borges’ porteño vision and the language used in Fervor de Buenos Aires, where the language is analyzed from the point of view of the synchronic variety of Spanish. It is concluded that Borges’ language in Fervor is not the language of a porteño. This does not mean, however, that the use of standard Spanish in Fervor in any way weakens or undermines Borges’ porteño, intimate and personal vision.

Keywords: Borges; Porteño; intimacy; language; light; arrabal.

1. Introducción

El planteamiento del siguiente artículo es analizar la visión porteña a través del lenguaje de Jorge Luis Borges en su obra Fervor de Buenos Aires. “Porteño” además de ser el gentilicio correspondiente a la ciudad de Buenos Aires adquiere un significado especial para Borges que podríamos clasificar de “Borgiano”. Borges considera que el verdadero porteño es el ciudadano del arrabal, de los barrios de Buenos Aires, no del centro. En su obra hay constantes alusiones a símbolos y espacios de la ciudad con objeto de la exaltación de Buenos Aires y de sus habitantes, a través de los espacios se forja la imagen del porteño cuya idiosincrasia podríamos calificar de “Borgiana” pues sólo Borges tiene una visión tan personal, íntima y peculiar del porteño.

2. Metodología

El artículo no pretende defender ninguna tesis planteada por ningún autor o autora anterior, sino que se plantea un aporte personal de la autora del presente artículo, a partir de la lectura de “Fervor de Buenos Aires” y toda la bibliografía que existe al respecto. En las universidades angloamericanas plantean ciertas cuestiones relacionadas con la investigación y desde su punto de vista la investigación empieza en el momento que el autor plantea elementos innovadores a todo lo que se ha dicho con anterioridad dando prioridad al contenido y a la originalidad del planteamiento.

3. Desarrollo

3.1 El Borges de Fervor de Buenos Aires: su visión porteña a través del uso de la palabra

El joven Borges compone Fervor de Buenos Aires con tan solo veintitrés años, esta obra constituye el primer volumen que Borges recopila en sus Obras completas de 1923. La edición original, compuesta por cuarenta y seis poemas, será la que trataremos en este ensayo. Lefere advierte que ya en el prefacio de Fervor el autor sugiere la “identidad entre el Jorge Luis Borges que lo firma, en quien coinciden supuestamente el autor y el hombre, y el yo lírico del poemario que los lectores van a descubrir” (Lefere, 2005, p. 20).

Continuando con el prefacio, Borges anticipa:

Mi patria-Buenos Aires-no es el dilatado mito geográfico que esas dos palabras señalan; es mi casa, los barrios amigables, y juntamente con esas calles y retiros, que son querida devoción de mi tiempo, lo que en ellos supe de amor, de pena y de dudas (1923, p. 1).

El autor en su poema “Las calles” dice “Las calles de Buenos Aires/ ya son la entraña de mi alma” (1923, p. 3). Borges evoca el hondo sentir por Buenos Aires que está en lo más profundo de su alma. Por otra parte, Borges rechaza el centro de la ciudad, prefiere los arrabales u ‘orillas’, según Beatriz Sarlo (1993) “No las calles enérgicas/ molestadas de prisas y ajetreos/ sino la dulce calle del arrabal”; le molestan las calles del centro y sin embargo encuentra ‘dulce’ la calle del arrabal.

Lefere ejemplifica el poema ‘las calles’ como ‘la utopía del locus amoenus porteño’, es decir, el lugar porteño más ideal (2005, p. 28). Lefere destaca “al hilo de estas páginas va constituyéndose la imagen del yo lírico como poeta porteño devoto de todo lo argentino (los arrabales, la pampa, el tango, el truco…)” (2005, p. 28).

Borges encuentra la esencia del porteño en los arrabales y no en el centro de la ciudad. En el prefacio de su obra dice:

He rechazado los vehementes reclamos de quienes en Buenos Aires no advierte sino lo extranjerizo: La vocinglera energía de algunas calles centrales y la universal chusma dolorosa que hay en los puertos, acontecimientos ambos que rubrican con inquietud inusitada la dejadez de una población criolla (1923, p. 162).

El propio Borges rechaza el centro de Buenos Aires pues como señala Olea Franco “Borges elabora aquí la dicotomía argentino verdadero-inmigrante advenedizo (criollo-extranjero)” (1993, p. 130). Olea, añade como colofón “Borges lamenta la dejadez criolla porque ha permitido que lo extranjerizo se adueñe de la ciudad” (1993, p. 130). Ello nos lleva a pensar que Borges encuentra la verdadera identidad del criollo en los arrabales; critica a los criollos por permitir la invasión de lo extranjero y desea plasmar la realidad del criollo a través de su visión porteña; el criollo se encuentra en los arrabales de Buenos Aires y no en el centro.

Por otra parte, el criollo al que se refiere en Fervor no es el bonaerense, el que vive en la provincia de Buenos Aires sino el que habita en las afueras de la capital. El centro de la capital se muestra como cosmopolita, pero Borges quiere ahondar en el auténtico argentino, el criollo y de ahí su visión porteña del arrabal.

El Buenos Aires de Borges en Fervor es como bien dice Olea Franco “una ciudad de calles apartadas, plazas vacías, casas bajas-con zaguanes, balaustradas, patios y balcones” (1993, p. 132). Un ejemplo de esta visión se encuentra en ‘La recoleta’, concretamente en los versos trece y catorce “y las plazuelas donde hay frescura de patio/ y el aislamiento y la individualización eternales” (La Recoleta, vv. 12-13). Borges plasma la tranquilidad de las plazas, donde se puede respirar, los patios, destaca la individualización frente a la colectividad; en el centro se encuentra el anonimato mientras que en la tranquilidad de las calles encuentra un entorno más íntimo y personal.

Este ‘yo’ lírico de Fervor de Buenos Aires “se manifiesta como paseante fervoroso de Buenos Aires” (Lefere, 2005, p. 21). Los espacios de Buenos Aires aparecen evocados en varios de sus poemas como “La Recoleta”, “El Sur”, “La plaza de San Martín” y “Jardín”. Buenos Aires, si bien es cierto que es el escenario de una decena de poemas y no de los cuarenta y seis poemas de la colección, además de dar título a la obra ahonda en el Borges joven escritor y conforma su visión porteña. Lefere dirá “Consideremos aún que la voluntad proclamada de ensalzar Buenos Aires (…) revela una postura” (2005, p. 23). Según Lefere, esta postura trata de promover un “criollismo universalista” que está en línea con lo que otros autores, como Olea Franco, defienden y postulan.

Según Rafael Olea, Fervor de Buenos Aires se circunscribe al espacio concreto de la ciudad; la palabra “fervor”, además, alude a un tono sentimental o nostálgico. (Olea, 1993, p. 125). Según Olea, Borges se limita a recrear Buenos Aires y este tono sentimental que utiliza se aleja del ultraísmo. En palabras de Olea:

La mirada dirigida hacia la ciudad es producto de una constante preocupación borgeana durante este periodo: la comprobación de que la ‘grandeza’ de la ciudad de Buenos Aires carece de su respectiva inmortalización poética (1993, p. 128)

Se podría considerar desde el punto de vista de Olea que Borges está en deuda con su ciudad y por ello decide rendirle este tributo al escribir Fervor. Olea añade: “Uno de los propósitos principales de sus tres primeros poemarios- en especial de Fervor- es crear “símbolos” y “fábulas” que correspondan a la grandeza de la ciudad” (1993, p. 128).

Borges describe su ciudad desde el personalismo y desde un punto de vista intimista alejado del ultraísmo, su pretensión no es otra que dar a conocer su ciudad. El ‘yo’ lírico íntimo se manifiesta en el joven Borges que ya en el prefacio advierte “mis versos quieren ensalzar la actual visión porteña, la sorpresa y la maravilla de los lugares que asumen mis caminatas” (1923, p. 1).

Así en ‘las calles’, comienza en los versos del decimoprimero y finaliza en el decimocuarto “donde austeras casitas apenas se aventuran/ hostilizadas por inmortales distancias/ a entrometerse en la honda misión/ hecha de gran llanura y mayor cielo”. El autor se refiere al Buenos Aires del arrabal, de las “orillas” como apuntaría Beatriz Sarlo (1993). El Buenos Aires de casas bajas rodeado del paisaje de la pampa argentina “hecha de gran llanura y mayor cielo”.

Asimismo, ese ensalzamiento de Buenos Aires se repite en el poema ‘La Plaza de San Martín’, de los versos decimoquinto a decimoctavo: “y en cuya excelsitud se altiva/ la gloria vespertina de las luces/ a igual distancia/ del leve azul y de la tierra rojiza”. Aquí el poeta se refiere al atardecer en el que se divisa la tierra rojiza propia del paisaje de la pampa argentina y la luz tan viva de Buenos Aires. A propósito del paisaje en Borges, él mismo decía de su poesía “El nacimiento, de un poema, de un cuento, surge como algo que yo diviso de lejos” (Peicovich, 1980, p. 73).

Borges en Fervor se refiere habitualmente a los espacios comunes de Buenos Aires, no busca espacios emblemáticos sino aquellos espacios íntimos. El Buenos Aires popular de gente corriente, no busca la idealización sino simplemente plasmar la realidad de una forma intimista ensalzando aquellos valores que ya de por sí tiene la ciudad. Su luz, su tranquilidad, las casas bajas, el paisaje de la pampa (…) Borges mismo decía; “Creo que las metáforas buenas son los lugares comunes. Porque los lugares comunes corresponden a verdaderas afinidades entre las cosas, mientras que las metáforas que se inventan, no corresponden a afinidades reales. Son arbitrarias” (Peicovich, 1980, p. 99). Y añade:

He escrito un artículo donde decía que tal vez las únicas metáforas válidas son, por ejemplo: el tiempo y el río; la vida y el ensueño; la muerte y el sueño; los ojos y las estrellas, etcétera, y que el resto de las metáforas son ficticias. O sea, que no existen sino de una manera verbal, pero no para la sensibilidad (Peicovich, 1980, p. 99).

La visión porteña de Borges es en suma una visión de su ciudad natal intimista, de su visión particular de los lugares que evocan su devoción a esta ciudad y los lugares preferidos del autor. La naturaleza está presente en todos ellos, el paisaje de la pampa en la lontananza de las orillas aparece frecuentemente reflejado. Borges llegó a afirmar en una ocasión ‘Hay dos cosas que quisiera reconstruir: el rostro de mi madre y la imagen de un caballo perdido en la pampa’ (1999, p. 213).

La argentinidad se manifestará a través de su visión porteña en toda su obra, será una constante a lo largo de su obra que comienza con Fervor, de ahí la importancia de esta obra en el marco de toda la obra de Borges. El criollismo y la argentinidad entendida como amor a todo lo argentino, son ideales de Borges que son resaltados a través de la visión porteña del autor. En palabras de Marcel Le Goff, “Borges es plenamente argentino y plenamente universal. Hacer del universo su auténtica patria proyectando al mismo tiempo la patria en el universo de la cultura fue su postura y nunca se apartó de ella” (1995, p. 60). Marcel le Goff dirá para referirse a la imagen de Borges “inseparable de la del poeta de Buenos Aires, la ciudad de suburbios nostálgicos y vecina pampa, una pampa que en ese entonces se podía ver desde los límites de la ciudad” (1995, p. 61).

Sin embargo, Goff opina que Borges, es un detractor del “argentinismo (en cuanto al vocabulario)” (1995, p. 61). Ante esta afirmación nos preguntamos ¿Cómo es realmente la lengua y el estilo de Borges en Fervor?, ¿esa lengua correspondería a su visión porteña?, el lenguaje utilizado por Borges no es precisamente la de un porteño.

En cuanto a la primera pregunta, Borges utiliza una lengua culta pero sencilla, sin extravagancias. Fernando Savater destaca la limpidez en el estilo y la lengua de Borges: “En esto reside la singular, conmovedora limpidez de Borges: ningún secreto extraliterario, pero toda la vastedad inabarcable de la literatura como secreto” (Savater, 2002, p. 103).

Borges en Fervor, cultiva temas sencillos, su estilo no es recargado, sino que apuesta por la sencillez. Su lengua es culta, pero sin ornamentación innecesaria. “Borges, el poseso de la poesía” (Savater, 2002, p. 103). Borges es el literato por excelencia “La literatura como único secreto: ésta es la clave de la literatura de Borges” (2002, p. 107). Borges no recurre a la grandilocuencia, ni al excesivo retoricismo ni a la búsqueda de nuevas imágenes o metáforas puras para crear su estilo. Su estilo brota de él naturalmente, es inherente a su condición de poeta y escritor. Borges no pretende ser escritor, sino que lo es.

En Fervor se muestra como un escritor de la realidad, en ningún momento se aparta de ella, las imágenes de la ciudad son reales, el espacio y el tiempo están en un contexto inmerso en la realidad de Buenos Aires. Savater dirá de Borges “su confinamiento en la literatura no aleja a Borges de esa confusa abstracción, la realidad. Por el contrario, le sitúa en el corazón de la realidad o, mejor, en la realidad de la realidad” (2002, p. 103).

Borges plasma la realidad de su ciudad. Sus alusiones frecuentes a los lugares comunes, especialmente a las casas donde viven los porteños, la gente común y oriunda de Buenos Aires, lo acerca más a esa realidad. Él mismo dirá “he mentado hace unos renglones las casas. Ellas constituyen lo más conmovedor que existe en Buenos Aires” (Borges, 1999, p. 189). En el poema ‘calle desconocida’ el autor empieza en el verso vigésimo primero ‘lo cierto es que la sentí lejanamente cercana’, a través de esta paradoja se refiere a las calles y continúa en los siguientes versos: ‘como recuerdo que si parece llegar cansado de lejos/ es porque viene de la propia hondura del alma/Íntimo y entrañable.

Las calles son lugares íntimos para Borges, es a través de ellas y de sus caminatas donde encuentra ternura. La alusión a las calles es una constante en Fervor, ellas se muestran como el refugio del poeta. En el poema ‘barrio reconquistado’, Borges dirá en los versos décimo cuarto y décimo quinto ‘nos echamos a caminar por las calles/ como quien recorre una recuperada heredad’. Las calles se muestran parte de la voz poética, las personaliza en estos versos, las hace sentir suyas ‘como quien recorre una recuperada heredad’.

La ciudad constituye la esencia de su obra;

En la etapa inicial del ultraísmo porteño, en los poemas de Fervor de Buenos Aires (1923), la ciudad surge fragmentariamente en los motivos de las calles, las plazas, los patios… no es ciudad de multitudes, sino confín de suburbio con horizonte de pampa (Gertel, 1975, p. 133).

Beatriz Sarlo, retoma la idea de ‘las orillas’ como así denominó el mismo autor a los suburbios de la ciudad. Sarlo apunta que esta parte de la ciudad se confunde y solapa con el paisaje de la pampa where the end of the countryside and the outline of the city became blurred (Sarlo, 1993). En el poema ‘Villa Urquiza’, del verso décimo primero al décimo tercero, Borges dice ‘la calle Pampa larga como un beso/ las alambradas que son afrenta del campo/ y la dichosa resignación de unos sauces. A través de esta descripción el autor muestra el límite de la ciudad con la pampa, la ciudad llega a su fin y se confunde con el campo. Las “orillas”, cuyas calles, como dice Beatriz Sarlo se definen como la formulación clásica de la calle ‘sin vereda de enfrente’ (1993). En este caso, la ciudad llega a su límite, las calles no tienen ya acera de enfrente, sino que es el campo la linde con ellas.

En cuanto a la lengua que emplea Borges en Fervor: Rodríguez Monegal dirá del Borges poeta: “Borges se sabe poeta pero no quiere despreciar su verso por la rutina de la versificación regular. Reduce su experiencia métrica al alejandrino o produce un verso libre” (1983, 37).

En efecto, éste es el caso de Fervor, el verso libre hace que el poema resulte más intimista. Desde el punto de vista de Rodríguez Monegal “obtiene así una austera cualidad que se manifiesta en sus mejores poemas y que coincide con la delicada intimidad que caracteriza una parte de su poesía temprana” (1983, p. 37).

4. Conclusión

En conclusión, Fervor, según Jason Wilson, consiste en una búsqueda de raíces por parte del autor, es un camino de búsqueda. “The poems he collected in Fervor de Buenos Aires suggest a pilgrimage, a quest for belonging, for roots, a fervour that bordered on faith” (Wilson, 2006, p. 53).

En referencia a la cuestión de si la lengua de Borges corresponde a su visión porteña: como advierte Olea Franco:

Si bien es cierto que Fervor de Buenos Aires expresa una inconfundible inclinación por una temática local, no recurre a un lenguaje particularmente “localista” (…) En cuanto a la respuesta a la pregunta previamente formulada puede afirmarse así que los giros idiomáticos “argentinos” de su primer poemario no resultan especialmente ostensibles (1993, p. 182).

La variedad sincrónica del español de Argentina se manifiesta, según Olea, a nivel léxico a través de numerosos sustantivos y adjetivos como “quichua” (en ‘música patria’, “charras” (en ‘ciudad’), la utilización de diminutivos “un patiecito” y “manojito” (en ‘la guitarra’). Por supuesto, la utilización de topónimos como “pampa”. La ortografía utilizada es la normativa del español y no la variedad argentina. En consecuencia, la lengua de Borges en Fervor, si bien es cierto que guarda particularidades de la lengua propia del español de América y, en particular, de la variedad argentina, no es la lengua de un porteño. Aunque ello no significa que el uso del español estándar en Fervor debilite o mine de alguna forma la visión porteña, intimista y personal de Borges.

Finalmente, el artículo tiene sus limitaciones porque sólo se plantea un microtema de la literatura borgiana y es la visión porteña de Borges a través del lenguaje y el espacio concreto de la ciudad de Buenos Aires. A partir de este artículo podrían abrirse nuevas líneas de investigación y podría analizarse en mayor profundidad su visión porteña haciendo alusión a muchos más ejemplos; asimismo podría hacerse un estudio comparativo con otras obras del mismo autor y también con otros autores coetáneos o incluso contemporáneos de Borges.

REFERENCIAS

Borges, J. L. (1923). Fervor de Buenos Aires. British Library.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Borges, J. L. (1999) Inquisiciones. Alianza

Gertel, Z. (1975) La visión de Buenos Aires en cincuenta años de poesía borgiana’, Anales de la Literatura Hispanoamericana 4. 133-148. https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/view/ALHI7575110133A

Lefere, R. (2005). Borges entre autorretrato y automitografía. Editorial Gredos

Le Goff, M. (1995) Jorge Luis Borges: El universo, la letra y el secreto. Librería Linardi y Risso

Meneses, C. (1978) Poesía juvenil de Jorge Luis Borges. Pequeña Biblioteca Calamus Scriptorius.

Olea Franco, R. (1993) El otro Borges: el primer Borges. Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A.

Peicovich, E. (1980) Borges, El palabrista. Editorial Letra Viva

Pimentel P. (1999) Borges lee Buenos Aires. Un ejercicio crítico frente a la modernización de la ciudad. Variaciones Borges. 8, 82-93.

Rodríguez Monegal, E. (1983) Borges por el mismo. Laia

Sarlo, B. (1993). Jorge Luis Borges: A Writer on the Edge. Ed. John King.

Savater, F. (2002) Borges: la ironía metafísica. Ariel.

Wilson, J. (2006). Jorge Luis Borges. Reaktion Books Ltd.

Zito, C. (1999). El Buenos Aires de Borges. Variaciones Borges, (8), 108-120. http://www.jstor.org/stable/24879480

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AUTORA

Esther Casares. Máster en Letras Hispánicas por la Universidad de St Andrews (Reino Unido). Graduado en Filología Hispánica y Filología Inglesa en la Universidad de Santiago de Compostela

Conflicto de intereses

La autora informa que no existe conflicto de interés posible.

Financiamiento

No existió asistencia financiera de partes externas al presente artículo.

Agradecimiento

N/A

Casares Carmona, E. (2021). El Borges de Fervor de Buenos Aires: su visión porteña a través del uso de la palabra. Religación. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 6(28), 207-213. https://doi.org/10.46652/rgn.v6i28.796

South-South Section | Peer Reviewed |

ISSN 2477-9083 | Vol. 6 No. 28, 2021. pp 207-213 |

Quito, Ecuador|

Submitted: 18 March 2021 |

Accepted: 26 May 2021 |

Published: 20 June 2021 |